La enfermedad bronquial felina engloba todas las enfermedades inflamatorias y no inflamatorias que afecten al árbol bronquial (las vías tubulares por las que el aire inspirado llega a los pulmones). Sin embargo, las enfermedades inflamatorias son las que más comúnmente encontramos en la clínica diaria.

Las patologías bronquiales en gatos suelen causar sintomatología respiratoria, principalmente tos, sibilancias, intolerancia al ejercicio o dificultad respiratoria. Aunque en perros la tos está frecuentemente asociada a enfermedad cardíaca, la tos de causa cardíaca es rara en gatos, y generalmente se debe a una causa puramente respiratoria.

La enfermedad bronquial inflamatoria felina incluye el asma felino y la bronquitis crónica, que se definen como un proceso inflamatorio de vías aéreas bajas sin encontrarse una causa identificable cuando se realizan pruebas diagnósticas.

La principal diferencia entre la bronquitis crónica y el astma felino se basa en la causa inicial del proceso inflamatorio: cuando un gato tiene asma, se considera que su enfermedad está relacionada principalmente con un proceso alérgico. Por el contrario, la bronquitis crónica, a pesar de ser también una inflamación, está causada por infecciones, irritantes tóxicos, u otros factores externos, que causan daños al tejido bronquial persistentes ya veces irreversibles.

Una enfermedad respiratoria que se está detectando en gatos con mayor frecuencia durante los últimos años, es la Dirofilariosis, una enfermedad parasitaria que afecta al corazón ya las arterias pulmonares: esta enfermedad se consideraba prácticamente exclusiva de los perros hasta recientemente.

Otras alteraciones que pueden afectar a los gatos a nivel pulmonar son la fibrosis pulmonar y los tumores o neoplasias pulmonares. Definir qué tipo de patología bronquial pueden sufrir nuestros pacientes no es tarea sencilla, dado que todas estas enfermedades previamente comentadas se presentan con una sintomatología clínica muy similar.

Cuando nos encontramos un paciente con tos, elaboramos un diagnóstico diferencial, que es una lista de enfermedades que podrían estar causando los síntomas que presenta el paciente:

  • Enfermedad traqueal
  • Bronconeumonía parasitaria
  • Infecciones bacterianas / fúngicas
  • Infecciones protozoarias
  • Infecciones víricas
    Bronquitis crónica / Asma felino
  • Fibrosis pulmonar
  • Neoplasia
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Fase 1 del diagnóstico

En un abordaje diagnóstico inicial, generalmente realizaremos analíticas de sangre, para valorar si existen signos de infección, inflamación, u otras enfermedades que afecten a otras partes del organismo, y pudieran tener relación con los síntomas del paciente. Esto generalmente incluye también un análisis del virus de la inmunodeficiencia felina y del virus de la leucemia felina.

También realizamos análisis de las heces, para descartar enfermedades parasitarias que eliminen huevos o larvas en las heces: generalmente, tomamos muestras de heces de tres días seguidos, para incrementar las probabilidades de detectar los patógenos si éstos están presentes. Sin embargo, estos análisis coprológicos pueden dar falsos negativos en ocasiones: por este motivo, cuando hay sospecha de parasitosis pulmonar, a veces realizamos un tratamiento antiparasitario a pesar de obtener un resultado negativo.

Adicionalmente, están indicadas las radiografías de tórax: éstas no nos dan un diagnóstico definitivo de la enfermedad, pero pueden dar una idea de la severidad de ésta, así como guiar el diagnóstico y hacernos sospechar de algunas enfermedades más específicas. Por ejemplo, puede ayudarnos a determinar si hay una lesión focal, que afecta sólo a una zona específica del pulmón, o si se trata de una patología difusa que afecta a todo el tejido pulmonar por igual.

Fase 2 del diagnóstico

Cuando todas las pruebas iniciales son negativas y los signos clínicos persisten, se puede proceder a realizar pruebas de parásitos específicos (Dirofilaria, el parásito cardíaco), así como ecocardiografía y ecografía abdominal. La primera nos permite valorar todas las estructuras del corazón, para descartar si existe relación entre los síntomas respiratorios y un problema cardíaco. La ecografía abdominal, en este contexto, nos permite descartar otras patologías sistémicas, valorando el hígado, bazo, riñones, etc.

Fase 3 del diagnóstico

En una tercera fase, cuando es necesario por no haber llegado a un diagnóstico y con la persistencia de los síntomas, se procede a la realización de pruebas más invasivas que requieran anestesia. Esto generalmente incluye un TAC pulmonar, así como broncoscopia (evaluar las vías respiratorias por dentro con una cámara) y el lavado broncoalveolar (sacar una muestra de líquido respiratorio para evaluarlo al microscopio, realizar cultivos microbiológicos, u otros análisis específicos por agentes infecciosos .

Pruebas diagnósticas novedosas

Actualmente, existen pruebas nuevas que se pueden realizar en pacientes con sospecha de asma felino. Se puede realizar una prueba intradérmica de alergia, similar a las pruebas que se realizan a personas con alergias. Se basan en aplicar un alergénico a nivel cutáneo (molécula que inicia la respuesta inflamatoria alérgica) y valorar el grado de respuesta en la piel. Cuando la irritación de la piel supera unos parámetros determinados, se considera que el animal es alérgico a esa sustancia.

Tratamiento

El tratamiento de los gatos con asma felino se basa en la administración de medicamentos glucocorticoides (para reducir la inflamación a nivel bronquial), conjuntamente con broncodilatadores. Estos tratamientos mejoran los síntomas del paciente, pero no tratan la enfermedad que originalmente causa estos síntomas. Por tanto, frecuentemente es necesario el tratamiento de por vida. En muchas ocasiones, los síntomas vuelven a aparecer cuando se retira la medicación.

Se está trabajando y realizando numerosos estudios para intentar encontrar un tratamiento efectivo por el asma felino cuando es imposible controlar los síntomas con los tratamientos disponibles a día de hoy.