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¿Qué se conoce con el nombre de complejo infeccioso respiratorio canino? (CIRD)

El complejo infeccioso respiratorio canino (CIRD) es conocido comúnmente como tos de las perreras. Es un síndrome que se caracteriza por la aparición aguda de una enfermedad respiratoria contagiosa, que puede ser causada por una amplia gama de agentes infecciosos.

¿Qué animales pueden coger la enfermedad más fácilmente y qué factores favorecen la transmisión de un animal a otro?

El CIRD puede afectar a perros de cualquier edad y procedencia. Según encuestas realizadas en Reino Unido, el 33% de los perros infectados cogieron la enfermedad cuando paseaban a su ambiente habitual. Esta infección afecta más frecuentemente a animales que pasaban un tiempo prolongado con otros animales, como perreras, guarderías o instalaciones de alojamiento para perros. Es más probable que los perros desarrollen síntomas cuanto más tiempo se encuentren en contacto estrecho con otros animales.

¿Qué microorganismos pueden formar parte del CIRD?

Lo cierto es que el CIRD puede estar causado por un gran número de agentes patógenos. Tradicionalmente, se han considerado como agentes causales principales estos patógenos: Bordetella bronchiséptica, Adenovirus canino tipo 2, virus del moquillo y virus de la parainfluenza.

En los últimos años, se han identificado nuevos patógenos, como el virus de la influenza canina, el coronavirus respiratorio canino, el Pneumovirus y el Mycoplasma cynos. Uno de estos patógenos, Bordetella, juega un papel importante en el complejo infeccioso y puede causar signos clínicos respiratorios, tanto cuando se encuentra sola como cuando se combina con otros patógenos. Por eso, se considera que puede ser un factor problemático que puede favorecer la entrada en el aparato respiratorio de otros patógenos.

¿Qué papel desempeñan las fimbrías de Bordetella bronquiséptica para el desarrollo de la enfermedad?

La transmisión de Bordetella es vía aérea, siendo una enfermedad muy contagiosa. Una vez que los organismos son inhalados por el huésped, se enganchan a los cilios respiratorios mediante moléculas adhesivas, como son las fimbrias. Las fimbrias son estructuras filamentosas de la superficie celular, que permiten la unión de Bordetella al epitelio respiratorio. Adicionalmente, las fimbrias hacen posible que el patógeno se quede pegado al epitelio durante más tiempo de lo habitual, pudiendo causar síntomas que tardan tiempo en resolverse.

Por este motivo, recientemente se ha desarrollado una vacuna que actúa específicamente contra uno de los componentes de las fimbrias. De esta forma, al organismo le cuesta mucho más desarrollar enfermedad, y al huésped le es mucho más fácil defenderse contra el patógeno.

¿Qué signos clínicos presentan y cómo se diagnostica la enfermedad?

La mayoría de perros presentan una tos seca que recuerda al ruido que hacen los gansos al graznar, así como secreción ocular acuosa y secreción nasal, ocasionalmente con estornudos agudos. En casos que presenten fiebre, apatía, disminución del apetito u otros signos clínicos más graves, es probable que tengan un proceso complicado con infección bacteriana.

Las radiografías de tórax habitualmente son normales. Una vez más, cuando la enfermedad es más grave y existe implicación de agentes bacterianos como patógenos, los hallazgos en la radiografía son más frecuentes. En la mayoría de casos, el diagnóstico es presuntivo, lo que significa que se basa en una sospecha clínica: la combinación de la historia clínica, el examen físico general y la presencia de cambios leves en la radiografía torácica. Sin embargo, no se puede llegar a un diagnóstico definitivo (diagnóstico confirmado 100%) sin la ayuda de pruebas más específicas, como un TAC, la broncoscopia (investigación de las vías respiratorias con cámaras), o la toma de muestras de líquido respiratorio por su análisis en el laboratorio. Estas pruebas más especializadas suelen reservarse para aquellos pacientes que presenten síntomas graves o que progresen muy rápidamente, así como en casos en los que los síntomas persistan durante más de 10 días.

¿Qué representa esta enfermedad para la salud y el bienestar de nuestras mascotas?

El CIRD es un síndrome endémico de distribución mundial que afecta a muchísimos animales cada año. Puede llegar a tener una morbilidad del 100% en congregaciones de animales, lo que significa que afectará a prácticamente a la totalidad de los animales cuando hay un brote.

Los síntomas son leves en la mayoría de casos, pero puede complicarse de forma significativa con relativa frecuencia. Esto, combinado con la altísima tasa de transmisión, hace que la prevención sea muy importante por el manejo de la enfermedad. La vacunación como estrategia de prevención, permite reducir la severidad de los síntomas en animales enfermos, reducir la tasa de transmisión de la enfermedad, y reducir el uso excesivo de medicaciones antibióticas y reducir, por tanto, la incidencia de resistencias a estos medicamentos.

Por otra parte, esta enfermedad es especie específica, lo que implica que no supone un riesgo para las personas, aunque sus mascotas estén infectadas.

¿Cuál es el protocolo para tratar esta enfermedad?

s importante recordar que el CIRD es un proceso que no requiere tratamiento la mayoría de las veces, sobre todo en los casos que tienen sintomatología leve. En casos en los que la tos sea muy fuerte, o cause inconvenientes importantes a los propietarios, puede iniciarse un tratamiento con antitusígenos y, ocasionalmente, antiinflamatorios.

El uso de antibióticos orales deberá limitarse a los casos con síntomas graves como fiebre, apatía, pérdida de apetito o tos severa productiva. El uso indiscriminado de antibióticos es un problema a nivel global, por tanto la correcta prevención y un tratamiento con criterio tendrán efectos beneficiosos a nivel mundial, tanto para nuestras mascotas, como para nosotros, las personas.

¿Por qué es necesaria la profilaxis vacunal, y en qué casos debería aplicarse?

Hay vacunas disponibles por muchos agentes causales del CIRD (adenovirus, bromo, herpesvirus, parainfluenza, influenza y Bordetella). Con la excepción del bromo, estas vacunas no producen una inmunidad completa, pero sí reducen la severidad de los signos clínicos, así como la magnitud de la excreción respiratoria de patógenos, limitando su transmisión. Esto puede ser importante en pacientes que viven en colectivos, o que de forma habitual cohabitan con más perros. Cuanto más tiempo se encuentre un animal en un colectivo, más probable será su infección, hasta que al final la mayoría de animales del grupo se encuentran infectados. La vacunación sistemática nos permitiría llegar a la inmunidad colectiva.

Disponemos de varias vacunas contra el CIRD: ¿Qué criterio utilizas para decidir qué vacuna administrar en qué casos?

Tanto las vacunas administradas por las mucosas (intranasal u oral), como las vacunas inyectables, están disponibles para parainfluenza canina, adenovirus, y Bordetella bronquiséptica. La ruta de administración de vacunas por estos patógenos y su impacto en la respuesta inmune ha estado en debate con la comunidad científica veterinaria. En base a la evidencia actual, puede decirse que todos los tipos de vacuna tienen una efectividad similar, aunque se cree que la variante intranasal puede ser la más efectiva. El problema con esta vía de administración suele ser que puede ser complicada en algunos pacientes, por ser algo más molesta que las variantes alternativas.

Estudios recientes refieren una presencia de Bordetella bronchiséptica en casi el 50% de perros sin síntomas respiratorios y cerca del 80% de perros sintomáticos: ¿Cómo podemos contribuir a contrarrestar la difusión de este patógeno emergente?

La vacunación puede ser una estrategia muy importante para controlar la difusión del patógeno. La vacunación generalizada de la población de perros permitiría alcanzar una inmunidad de grupo, evitando la transmisión de la enfermedad.

Otras medidas importantes podrían ser períodos de aislamiento para los perros que ingresan en un grupo, realizar un conrol diario para detectar síntomas respiratorios incipientes, y un sistema de cuarentena para separar a los animales enfermos de los animales sanos y evitar un brote descontrolado de la enfermedad.

Cuando aparece un brote de la enfermedad, las instalaciones deberían contar con un protocolo de enfermedades infecciosas efectivo, que es esencial para limitar la severidad del brote infeccioso y reducir el número de animales a los que afecta. Este protocolo debe basarse siempre en reducir el contacto entre animales, aislar a los animales enfermos y aplicar protocolos de desinfección adecuados. Después de haber pasado por una pandemia en los últimos años, estas medidas de control nos son familiares a todos.